Color Dye

Capitulo 1, Sección 2 – Alojamiento en el corazón de la maldad

Escena 2 ♦ Allen ~ El Reino de Lucifenia  “La cocina” ~

Tres días han pasado desde el incidente.
Riliane, con más rabia que la de costumbre irrumpió en la cocina.
–¡Mariam! ¡¿Dónde esta Mariam?!
En la cocina habían un par de chefs, mientras que Ney  y yo estábamos ocupados preparando la cena.
–Mi madre... ella... ella hoy salio fuera del palacio. – Respondió Ney tímidamente.
–Ah, ¿si? bueno. Ney, tengo algo que pedirte.
–A... ¿A mi? ¿Qué es?
–He oído rumores extraños que circulan entre los chefs, dicen que los ingredientes que recibieron del  granero son poco naturales. ¿Es eso cierto?
–Si... He oído a los chefs mencionar algo como eso.
Mientras Ney hablaba, ella miró a uno de los chefs que estaba cortando zanahorias para un plato. Tal vez estaba demasiado ocupado cortando la zanahoria al punto de no poder oírnos hablar. O tal vez estaba fingiendo estar ocupado, para no involucrarse en asuntos como este.
–¿Tus sirvientes roban comida del palacio?
–¿Robar? Eso es absolutamente imposible, Reina Riliane. ¡Nosotros, los sirvientes, nunca robaríamos comida del palacio!
–Muy bien. Pero si alguien se atreve a robar la comida de mi palacio tendrá inmediatamente su cabeza cortada.
"Mi palacio" Riliane toma todo a la ligera. Ella naturalmente no tolera a nadie que interfiera en sus cosas.
–Ney, parece que te gustara mucho el chisme, ¿Como es que sabes esas cosas?
–Uh... esto...
Ney se había quedado sin palabras. Tal vez estaba consciente de la situación, el chef había dejado de lado su trabajo y se había unido a la conversación.
–Su alteza, Riliane. Yo pude ver a quien robó la comida anoche.
–¡¡¡Que!!! ¿Quien lo hizo? ¡Quien!
–No estoy seguro, la noche estaba muy oscura... no pude ver quien era... pero a juzgar por su apariencia física, le podría jurar que no era uno de los sirvientes del palacio. Ninguno de los sirvientes es tan alto como ese hombre.
Todo el mundo que estaba en la cocina era consciente de la creciente ira de Riliane. Si esto sigue así, todos los que estamos aquí podríamos perder la cabeza.
–Alteza Riliane, lo sé. Sé quién es el culpable.
Después de escuchar las palabras de Ney, Riliane la miro con una expresión llena de ira.
–¿¡Enserio!? Entonces, ¡¿Quien es?! Dilo ¡¡Rápido!!
–Si... Bueno, es...
–¡¡¡Dilo de una vez!!! Si no lo dices en diez segundo, ¡te cortaré la cabeza!